Como lo oyen: ya he terminado la primera parte, y aunque aún no le he dado forma a la segundo, empiezo a hacer esquemas con las seis, siete tramas principales. Y, por si fuera poco, cuando ya tenía elegida la frase con que habrá de acabar la novela, la última palabra, va y me nace otra parte. Una parte surgida de la nada, de las noches de insomnio y descubrimientos, de lecturas que nadie esperaba. Una parte que puede complementar y cerrar la historia de una manera perfecta, que haga encajar las piezas como en un reloj suizo. Bueno, todo esto ya se verá. De momento, tengo que hacer el entretiempo que sigue a la primera parte, esos capítulos necesarios en tierra de nadie. Ah, y van tomando forma los villanos, que no son los que tenía en mente en un principio.
Vamos, una señora remodelación de la novela.
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